Carta Introductoria: Es necesario saber defender La Iglesia, saber identificarla y saber demostrarla como tal ante tanta confusión.
CONTENIDO DOCUMENTO:
Para Esta Cita Bíblica:
1 Cita Bíblica Hch. 2, 42:
Concluyendo: Recalcando
Para Esta Cita Bíblica:
En La Palabra de Dios, unos cuantos versículos pueden aludir a muchas cosas. Por esto, no podemos ver la Biblia como si fuera un libro cualquiera creado por el hombre. Si decimos Palabra de Dios, es porque toda la Biblia lo es. Un Libro Bíblico, debe ser tomado como cualquiera de los otros, e interpretado según su contenido. Por esta razón, Hechos de los Apóstoles y los Libros del Nuevo Testamento, pueden ser usados como cuando los Apóstoles usaron fragmentos de Libros como Salmos, Isaías, Joel, Habacuc, y otros, para demostrar con La Palabra la Buena Nueva de Jesucristo lo que ocurrió en su tiempo.
Las Sagradas Escrituras son “Siempre Actuales”, Dios las dio para todo tiempo, todo suceso, todo lugar, toda verdad. Por esto Nuestro Señor Jesús, Dios mismo, nos dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Lc. 21, 33), acuérdense que toda La Palabra es Palabra de Dios y no del hombre. (Ver Palabra de Dios: Siempre Actual)
Por esto os aseguro que esta Palabra es “Siempre Actual”:
1 Cita Bíblica Hch. 2, 42:
Hch. 2, 42: (a) Se mantenían (b) constantes (b1) en la enseñanza de los apóstoles, (b2) en la comunión, (b3) en la fracción del pan y (b4) en las oraciones.
(a) Se mantenían constantes, y La Iglesia se sigue manteniendo constante. Dios mismo es quien dirige su Iglesia, pues Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote, puesto que Dios no está atado de manos. Quien piense que Dios no está velando por su Iglesia, es porque aún debe pedir fe a Dios.
La Iglesia siempre se ha de mantener, desde el tiempo de Pedro y de los Apóstoles y de las primeras comunidades, hasta todos los tiempos. “Y yo a mi vez te digo que tu eres Pedro y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Mt. 16, 18). Una única Iglesia que lleva por cabeza a Pedro, que prevalecerá ante todo: el pecado que causa la condenación de las almas se acabará, mientras que La Iglesia siempre permanecerá. La Iglesia misma ha permanecido hasta estos tiempos: “Ahora, pues, os digo: Desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si este plan o esta obra es de los hombres, fracasará; pero si es de Dios, no conseguiréis destruirlos. A ver si a la postre os vais a encontrar luchando contra Dios.” (Hch. 5, 38-19). Por más cosas que hayan pasado dentro de la Iglesia Una, Santa, Católica (Universal) y Apostólica, siempre ha permanecido y también lo hará.
La Iglesia siempre se ha de mantener constante, puesto que las cosas de Dios permanecen, mientras que las cosas del hombre cambian a cada rato, terminan y surgen nuevas.
(b1) Constante en la enseñanza de los Apóstoles, en el Magisterio de la Iglesia.
(b2) Constante en la comunión o en la unión del Pueblo de Dios.
(b3) Constante en la fracción del pan o la Eucaristía. Esta frase es muy importante, medítenla. La Iglesia Verdadera mantiene un continuo ofrecimiento del Santo Sacrificio, así la podemos identificar. “Tomó luego pan, dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: “Este es mi cuerpo que se entrega por vosotros; haced esto en recuerdo mío.” De igual modo, después de cenar, tomó la copa y dijo: “Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que será derramada por vosotros.”” (Lc. 22, 19-20), son palabras que nos hablan que el pan y el vino son el sacrificio. Además, recordemos que el Santo Sacrificio durante algún tiempo será suprimido: “y en media semana suprimirá el sacrificio y la ofrenda, y pondrá sobre el ala del templo el ídolo abominable” (Dn. 9, 27), así que si se habla de La Iglesia, se habla del Sacrificio.
(b4) Constante en las oraciones.
Concluyendo: Recalcando
El Señor nos dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Lc. 21, 33). Ahora cuando en La Palabra de Dios nos dice: “Se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch. 2, 42), se refiere a La Iglesia de todos los tiempos. Mediten mucho esta Palabra.
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