Los pequeños son los no reconocidos, los humildes, los que no han sido nada ante los ojos del mundo, los más valiosos ante Dios. También el Señor se complace haciendo brotar de las piedras más secas manantiales de agua abundante. Los grandes de Dios no son personas notables, de renombre, de mucho éxito, que muevan grandes masas; son personas que te hacen hacerte la pegunta ¿cómo es que hacen eso si no es Dios a través de ellos?, porque Dios se glorifica en los imposibles.
Is. 60, 22: 22. El pequeño vendrá a ser un millar.
- el más chiquito, una nación poderosa.
Yo, Yahvé, me apresuraré
- a cumplir esto a su tiempo.
Sal. 118 (117), 22-23: 22. La piedra que desecharon los albañiles
- se ha convertido en la piedra angular;
23. esto ha sido obra de Yahvé,
- nos ha parecido un milagro.
(II Revisión)
Sal. 113 (112), 7-9: 7. Levanta del polvo al desvalido,
- alza al pobre del estiércol, (El desvalido y el pobre son el insignificante y el pecador)
8. para sentarlo en medio de los nobles,
- en medio de los nobles de su pueblo. (Los nobles del Pueblo de Dios, son los Santos)
9. Asienta a la estéril en su casa,
- como madre feliz con hijos.
El pobre y el desvalido que claman al Señor y le sirven, Él los sienta dentro de los nobles de su pueblo. Jesús hace de los insignificantes y de los más pecadores que se acojan a su misericordia y cumplan sus mandamientos, los grandes Santos de su Pueblo, de la Iglesia. Donde sobreabundó el pecado, sobreabundará la gracia [Rm. 5, 20-21].
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