Ya ha pasado bastante tiempo desde que hice la última publicación y, aunque quisiera ser más constante, los embates del enemigo han sido fuertes, pero me han dejado en claro que Dios siempre saca de las situaciones adversas nuevas fuentes de crecimiento, amor y enseñanza para los suyos.
Si vieran las cosas tan bonitas que Dios me ha mostrado que tiene preparadas con su GRAN AMOR para todos los que somos sus hijos, sus discípulos, sus apóstoles, a veces camuflados en traje de debilidades. Siendo Dios quien hace la obra y no nosotros, vamos a poder, recuerden que Él no falta nunca a sus promesas.
Por eso me disculpo si en mi debilidad, mi temor, mi falta de fe, he dejado de lado esta misión tan bonita, porque el hecho de ser profeta (cosa que Cristo me reitera, junto con el Padre y el Espíritu Santo) es ya difícil. Tener que sufrir el rechazo no sólo de las personas que están alejadas de Dios sino de las mismas personas de la iglesia (coloco con minúscula para distinguir de los que son Iglesia verdadera), personas de las que querría tener el apoyo, entristece.
Y es aquí donde llega un punto donde el Espíritu Santo te levanta como si fueras la más hermosa de las creaciones y te empieza a hablar a tu interior, te funde con Él, te mima como un niño, te explica tantas cosas que superan lo maravilloso que tiene preparadas para el hombre y te hace sentir muy amado. Te habla en ese instante del dolor de tu corazón y te dice que es el mismo dolor que experimenta Cristo, mi Jesús, y te hace sentir poco merecedor de compartir el sentir del corazón de Jesús. No puedo describir el sentimiento del dolor y la soledad que experimenta nuestro redentor y al mismo tiempo el amor de su Divino Corazón. Dolorosa y hermosa Verdad. Entonces, volviéndote a levantar, lo único que puedes pensar es en limpiar tus vestiduras y compartir todo aquello que Dios te dio para compartir con tus hermanos, cosas que "ellos necesitan para fortalecerse y crecer, para volverse murallas y castillos, reyes y reinas que sean del Reino de los Cielos, aún acá en la tierra".
La obra comenzará como una pequeña brisa, motivada por las pequeñas manos de este profeta bajo la guía del Espíritu Santo. Así, la obra empezará a resonar en los corazones que estén disponibles a la acción del Espíritu Santo. Va a ser algo poco entendible para algunas personas y para otras algo que estaban esperando. Se comprenderán misterios que hasta ahora estaban ocultos y será como una preparación para lo que viene, siendo que el hombre que resultará de esta obra, obra única y múltiple como el Espíritu, será espiritual y sabio y llevará el pilar Uno y Trino dentro del corazón. Ruego que cuando me escuchen me brinden su apoyo, porque lo necesito, así como Dios necesitó de sus apóstoles y discípulos y todas las personas que en verdad lo amaban para continuar su obra y recibir ese amor que el mundo entero le niega y le negaba.
El Espíritu Santo es quien realiza la obra, yo sólo dispongo mi corazón y valentía y por supuesto mi amor. Amor a Dios y a ustedes.